Dicen
los sociólogos que los cambios que se han producido en los últimos veinte años
han tenido un calado tan profundo que apenas si podemos entrever la importancia
de los mismos. En efecto, la enorme presencia que ha adquirido en nuestra
sociedad ese invento llamado Internet todavía no se ha baremado con la
suficiente rigurosidad, y mucho nos tememos que esta cuestión permanecerá en un
segundo plano debido al crecimiento constante que experimenta un invento que
está pensado para hacernos la vida más sencilla.
En
realidad la Red de redes nació como un sistema para mantener comunicados varios
centros militares de Estados Unidos. Todos recordamos aquella película en la
que un niño, desde su casa, consigue entrar en el sistema operativo del
ejército norteamericano y está a punto de desencadenar una debacle nuclear.
Pero una vez terminada la Guerra Fría la dimensión social del invento golpeó
como un mazo en nuestras conciencias, haciéndose evidente que el espacio
virtual iba a a
poderarse de nuestras vidas. Y se convirtió en una presencia
constante en la vida del ser humano, pasando de ser opcional a absolutamente
necesaria.
Y
toda esa conectividad, todo esa globalización conjunta que nos pone en contacto
entre varias partes del globo, es una excelente herramienta para que los
empresarios y los profesionales del mundo de los desguaces que prestan un
determinado servicio pueden extender su operatividad de una manera más
adecuada. Al principio esta forma de actuar se basaba, casi de forma única, en
el uso de páginas genéricas que recuperaban la información de forma casi
instantánea. Pero después se hizo evidente que la utilización de un buscador
de desguaces de coches
era mucho más práctica, así que fue así como los usuarios terminaron
convenciéndose de que esta era la forma correcta de actuar, mientras que los
empresarios vieron el enorme potencial que un sitio de e